EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.
Cuando el doctor José Francisco Peña Gómez salió presuroso al término de acaloradas discusiones suscitadas en la reunión del comité ejecutivo nacional del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) se extrañó al verme allí, solitario, libreta y grabadora a manos, a tan avanzada hora de la madrugada.
-“Muchacho ¿y qué haces tú aquí a esta hora?
–“Esperándole doctor para que me hable de la reunión. Soy periodista del noticiero Radio Mil Informando”,–contesté. Para esa época laboraba como reportero para dicho programa, el cual se difundió por la emisora Radio Mil, consideraba entonces una de las estaciones de radio de más incidencia noticiosa en la República Dominicana.
Ya pasaban de la una de la madrugada. Y yo, dispuesto a conseguir la noticia, le caí atrás al líder del PRD. Éste volvió la cabeza y me miró, asombrado por mi presencia en aquel lugar a esa hora. Caminó hacia mí, mientras yo me acercaba hacia él. Le expliqué que los demás colegas se habían marchado por lo avanzada de la hora. El último en irse, pocos después de la doce de la medianoche, fue el periodista del Listín Diario, que creo era el colega Mirtilio Féliz Peña. Y me quedé solo.
Los periodistas vivimos en ese interregno de la historia política, aquellos cruciales momentos de los años del 1970 a 1990, en los que las luchas de tendencias habían logrado socavar las fuerzas vitales, las estructuras partidarias del otrora poderoso partido que se definía como el “buey que más jala”. Aquel pueblo que le había sido “fiel hasta la muerte” a ese partido, así como la oposición que se fortalecía al acecho del debilitamiento de los perredeistas, observaban incrédulos la ferocidad de estas contradicciones internas que se exhiben entre los blancos.
No se trataba siquiera de contradicciones ideológicas, ni de las clásicas luchas de clases como plantean los marxistas-leninistas. Se trató de feroces enfrentamientos grupales, los cuales según se observaba, estaban decididos a destrozarse los unos a los otros, y los otros a sus supuestos contrarios. Se trató de enfrentamientos entre “burócratas políticos” y “tecnócratas” resueltos a mantener, ganar o perfilar su impronta interna, su cuota de poder dentro de esta organización, a cuyo líder llegaron incluso hasta a zarandear.
Los reporteros esperábamos, estoicos, el final de esta reunión para difundir los resultados. Era uno de tantos encuentros convulsos y desafiantes que se registraba en la cúpula del PRD. Este, sin embargo, tenía el activo de la beligerancia. Permanecimos afuera, a la espera, en el pasillo de salida del edificio anexo mientras escuchábamos las fuertes exposiciones de los dirigentes perredeistas. En tanto, se escenificaban acaloradas discusiones en aquel encuentro del domo blanco, entre las que se destacaba la voz rugiente, tronante, del doctor Peña Gómez que llamaba al orden, con insistencia desgarradora.
La máxima dirección del PRD había convocado la presencia de los principales líderes de las diferentes tendencias que se batían por el control electoral a lo interno del partido blanco. Las disputas habían colocado a esta organización del “jacho prendío” al borde de una crisis. Los planteamientos fluían de manera acalorada, a fin de buscar salida a una situación en la que “nadie daba su brazo a torcer”.
Este encuentro se desarrollaba en el salón del comité ejecutivo nacional del PRD, ubicado en el anexo, un edificio construido en la parte trasera de la Casa Nacional perredeísta, ubicada en la avenida Simón Bolívar casi esquina Dr. Delgado. La construcción de este anexo se atribuía al eternamente afable, el ex síndico del ayuntamiento de Santo Domingo, doctor Pedro Franco Badía, quien se autodenominaba en la sindicatura como “el mago de las finanzas”.
Puntos de avenencia
Con cara de asombro por mi presencia, Peña Gómez, con un fajo de documentos debajo de sus brazos, se acercó a mí y con mucha cordialidad me explicó que en la reunión se lograron algunos acuerdos que desafiaban las salidas a los problemas internos que afectaba a los perredeistas. Pero que –siempre hay un pero-no me podía adelantar nada. Se había acordado con los líderes de tendencias que los resultados se darían a conocer en una rueda de prensa que él convocaría al otro día, a las diez de la mañana, en la Casa Nacional del PRD.
-“Adelánteme algo para el noticiero de Radio Mil Informando”, expresé, en tono casi de ruego, al líder perredeísta.
-“Sí, sí, cómo no, cómo no; vamos a compensar el sacrificio que ha hecho, muchacho”, dijo. –“Tú eres un bárbaro”, -agregó. “No pensé que me encontraría aquí con periodistas a esta hora”.
Visiblemente fatigado, Peña Gómez me pidió que encendiera el grabador y de inmediato comenzó a detallar los pormenores de la reunión. Al término le di las gracias y me respondió con un abrazo, tras el cual salió raudo por los pasillos de la Casa Nacional del PRD.
A esa hora ya no era posible transmitir a la emisora. Me retiré a mi hogar, pero casi no dormí, me puse a redactar la noticia no obstante la protesta de mi esposa. Preparé la nota y me recosté un rato, cuando desperté me comuniqué con la redacción del noticiero y me sacaron al aire, hice una “transmisión en vivo” con declaraciones exclusivas del más genuino político de la época, con el orgullo y la satisfacción de todo periodista cuando produce con tal sacrificio una primicia noticiosa de esa magnitud.
Como me había adelantado, Peña Gómez convocó su rueda de prensa en la cual ofreció los resultados de la maratónica reunión del comité ejecutivo del PRD y sus tendencias. Pero para gozo, deleite nuestro, ya Radio Mil había adelantado esas informaciones en todos sus detalles, gracias a la generosidad, el don de bien y la comprensión del líder del otrora poderoso partido blanco.
Tendencias en PRD ¿y en el PRM?
Pese a que muchos dirigentes políticos y los propios seguidores del doctor Peña Gómez atribuyen a éste la creación y fomento de las perniciosas “tendencias” o movimientos grupales a lo interno del PRD, él –en vida- lo negó rotundamente y ofreció una explicación histórica en la que detalla los orígenes de estos grupos.
Guido Gómez Mazara
Peña Gómez precisa en torno al tema, que en el viejo PRD boschista ya se registraban estos ditirambos tendenciales cuando se debatió a lo interno la “Tesis de la Dictadura con Respaldo Popular” que impulsaba en esa organización el otro arquetipo de la política nacional, el profesor Juan Bosch.
Al respecto, el “incansable luchador revolucionario” Rafael Gamundi Cordero- Rafa- recoge en su libro “Afán de Libertad” las vicisitudes que pasó Peña Gómez en sus esfuerzos para que estos grupos reencause sus luchas y sirvan, o por lo menos fortalezcan la democracia interna, den a conocer el liderazgo perredeísta a nivel nacional, así como para regular las actividades y aspiraciones de las tendencias a lo interno del PRD.
Al parecer esas luchas de grupos “se les fueron de las manos” a Peña Gómez.
“El grupismo se ha adueñado del perredeismo y cada facción solo considera bueno lo que la beneficia”, expresa Peña Gómez en el tomo 6 volumen 2 de su libro “Conquista de la Democracia” que cita Rafa Gamundi en su libro “Afán de Libertad”. Y agrega el líder del partido blanco: “A tal punto ha llegado esta degeneración del centralismo democrático, que ya los jefes de las facciones en pugna les dan el tratamiento de cosas a los miembros del Comité Ejecutivo Nacional, pues se habla de ceder o no ceder a tal o cual dirigente”.
Manifestó que “el Secretario General que es, teóricamente al menos, el líder del Partido (el propio Peña Gómez) que es el único que no sigue a ningún grupo ni le pide a nadie que lo siga, no cuenta con un solo voto propio en la Comisión Política, porque sus actuales miembros están todos comprometidos en las luchas fraccionales del Partido”.
Asimismo, el doctor Peña Gómez precisa en su libro “Conquista de la Democracia” que aunque fue criticado por analistas por la propuesta que hizo de promover a lo interno las precandidaturas presidenciales (no grupos), entiende que estas contribuyeron a fortalecer al PRD en todos los órdenes. Según afirmó, estas aspiraciones “promovieron el liderato perredeísta que se disputaron la candidatura presidencial y que eran aclamados por las muchedumbres que comenzaron a ver en ellos cualidades sobresalientes para ceñir en sus pechos la banda tricolor”.
¿También en el PRM?
¿Se repetirá esta historia partidaria en el nuevo Partido Revolucionario Moderno (PRM)? No necesariamente. “De cierto, de cierto os digo” que las preocupaciones han comenzado a aflorar entre dirigentes, partidarios del partido de gobierno y analistas políticos como el periodista Juan Taveras Hernández (Juan TH) en un reciente artículo.
A raíz del presidente Luis Abinader “poner un candado a la Constitución” y garantizar así que no optará de nuevo a la Presidencia de la República en las elecciones del 2028, ha surgido en el seno del PRM -con todo el derecho que adorna a sus dirigentes-, un afán por aspiraciones presidenciales, la mayoría de los cuales son funcionarios del gobierno.
En tanto, distintas personalidades y líderes perremeistas, entre los que se destaca al dirigente del PRM y presidente del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel) doctor Guido Gómez Mazara, plantean la necesidad enfatizar primero en procurar y asegurar logros al gobierno del presidente Abinader, el cual se aboca a realizar extraordinarias reformas constitucionales, fiscales, electorales y de otras índoles.
Al respecto, el doctor Gómez Mazara envió hace poco una carta al presidente del PRM, José Ignacio Paliza, en la que hizo señalamientos dignos de tomar en consideración, a partir de las experiencias vividas en el anteriormente poderoso PRD y en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) las cuales nadie desea repetir.
“El ojo ciudadano se torna rudo ante la falta de sensatez de sus sectores políticos. Por eso, los sanciona. Inclusive, el aplauso y respaldo a la causa política del PRM están asociados al dislocamiento y falta de humildad de los que se creyeron eternos inquilinos de la sede presidencial”, advirtió Gómez Mazara en la misiva.
Y agrega:
“Me preocupan las aspiraciones a destiempo porque terminan fragmentando la unidad alrededor de la gestión gubernamental y corroen la noción de autoridad presidencial. Ahora, lo que importa es el conjunto”.
Consideró, de paso, que “las pifias de los otros, siempre servirán como referencia que nos ilustra: ni el dinero, ni el manejo de nómina hacen presidentes. Todo el que me conoce sabe que un decreto no cambia mis convicciones”.
¿Teme Gómez Mazara que se repita en el PRM la vieja y traumática historia de las luchas de tendencias que dividió y sacó del poder al PRD y al PLD?
jpm-am
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