Santo Domingo.- El Tercer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional sentenció este lunes a Elizabeth Silverio a siete años de prisión, tras ser hallada culpable de usurpar funciones en el ámbito de la medicina.
Silverio, quien dirigía el Centro de Terapias Neurocognitivas y Psicopedagogías Kogland, fue acusada de atender pacientes mientras se hacía pasar por una profesional en neurociencias, utilizando títulos académicos falsos.
El Ministerio Público había solicitado una condena más severa de 10 años de prisión, además del pago de 50 salarios mínimos y las costas penales del proceso. Asimismo, exigió la destrucción de todos los títulos falsos, el sello y los instrumentos utilizados por Silverio en la comisión de los delitos.
El pasado viernes, la imputada afirmó estar preparada para cualquier decisión del tribunal, que hoy escucha las conclusiones.
“Debemos estar preparados para todo en la vida. En una situación de intereses y poder, debemos tener claro que, aunque nos preparamos para lo mejor, debemos estar listos para recibir lo peor. Con valentía y gallardía, enfrentaremos cualquiera que sea la decisión del juez”, expresó Silverio.
El caso de Elizabeth Silverio salió a la luz pública en mayo de 2023, cuando la periodista Nuria Piera, en su programa de investigación, reveló que Silverio utilizaba títulos académicos falsificados para ejercer como experta en neurociencias.
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Este descubrimiento generó gran indignación y preocupación, ya que Silverio atendió a numerosos pacientes en su centro de terapias, exponiéndolos a tratamientos sin la debida cualificación profesional.
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Tras la difusión del reportaje, Silverio fue sometida a prisión preventiva en 2023, pero posteriormente fue puesta en libertad. Sin embargo, el proceso legal continuó, y la Fiscalía del Distrito Nacional solicitó la apertura de un juicio formal en su contra.
El impacto de la sentencia
La sentencia de siete años de prisión marca un precedente importante en la lucha contra la usurpación de funciones profesionales en República Dominicana. El caso de Elizabeth Silverio evidenció la necesidad de una mayor supervisión en los centros de salud y terapias, así como la verificación rigurosa de las credenciales de quienes ejercen profesiones tan sensibles como la medicina y la neurociencia.